17.7.06

Recuerdos de la infancia (Segunda Parte)

Y, con estas cosas, es asì. Uno abre la canilla y despuès es imparable la chorrada de recuerdos traumàticos que te salen.
Es hora de asumirlo: en mis clases de plàstica nunca tenía los materiales necesarios para la tarea del día. Yo tenía plástica, un suponer, los jueves. Un jueves nos decían: "Chicos, para la clase que viene vamos a hacer un superpendorcho ultrasport con pintitas de plasticola de color. Traigan el pendorcho (de tamaño a elección), la maderita de 25 x 30 cm, un bisturí quirúrgico previamente esterilizado, y, por supuesto, plasticolas de color". "Mamá" transmitía yo el mensaje al llegar la noche, en el calor de mi hogar "para el jueves que viene tengo que llevar un pendorcho, una maderita y un bisturì... AH, y plasticolas de color" "Bueno" contestaba mi madre, y yo daba mi tarea por concluida. Después, transcurría cual arena el fin de semana, y los subsiguientes dìas, que ya se los saben, asì que no voy a especificar. Finalmente llegaba el jueves, y con èl, mi clase de plàstica. Es más, desde bien entrada mi escolar mañana, llegaban mis compañeritos con sus bolsas de materiales ya nominados (inafanables por esta misma razòn). Yo, sola con mi alma, y sin bolsa de nada. Mi superflua necesidad artìstica quedaba perdida entre otras prioridades caseras (mucho más importantes, lo reconozco). Tras vanos intentos de encontrar los objetos requeridos en el kiosco del colegio, se imponía la clase. "Trajeron las cosas?" Pregunta la maestra. A mi alrededor, montones de voces, más o menos aflautadas respondían un "Síiiiiiiiiiiiiiiii" que me sonaba a verguenza. Aún así, mi tímido "no" resaltaba a oídos de la maestra, que con tonito paternalista (ocultando no sólo reproche, sino ganas de dejarme en evidencia) preguntaba "Alguien le puede prestar a Bama que (otra vez) se olvidó". Y así pasé mi primaria, cual obra de beneficencia de aquellos con simples madres amas de casa.
¡Sigan a los anecdotazos, nomás!

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Guau, que paleada a la cara, vieja. Basta de torturar a Pa y a Ma! Claro que yo nunca me pude quejar, yo siempre tenía todo.. me acuerdo de "esos" que nunca tenían nada... pobres.. a mí me daban mucha pena... yo les prestab...HEY! QUE MALOS TUS VIEJOS!

1:15 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Todos pasamos por eso, lamento decirles que pertenezco a aquellos que les dan lástima a Sally. Pero tenía compañeros muy generosos que hacían que no me falte nada. Por otra parte, hace un tiempo encontré una caja con las cartitas que le hacía a mis viejos para esas fechas, y mejor ni les cuento el estado de esas "cosas" por no llamarlas porquerías. Uno hace lo que puede y más a esa edad, todo salía directamente del corazoncillo, nada estéticamente perceptible.
Quizá se olvidaban de nuestros materiales por miedo a que sigamos haciendo más "cosas" (porquerías).
Saludos.
zdn*

5:00 p. m.  
Blogger Sally y Bama said...

AJA! Miles de gracias a todos. Me alegra saber que no estoy sola. Que no soy la unica carenciada. Se puede vivir, entonces.

1:05 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Creo que nunca lleve materiales. Hasta el dia de hoy en la Facultad pido las cosas.Escucho Barbara ann y eso que tiene que ver. Buen. chau

7:04 p. m.  

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