19.11.05

Guachada.

Yo tenía que entregar, en Historia del Cine Mudo, un trabajo sobre Josef Von Sternberg. Lo hice como pude. No, de hecho, lo hice bastante inferior a eso. Eran 3 hojas, en Arial 14, muy a grandes rasgos, abrochadas en el momento. El otro día rendí el parcial de la misma materia. Estaba yo disponiendome a empezar a redactar el importante documento cuando mi profesor me mira, con un guiño complice, y me muestra un carpeta negra, tipo sobre, de esas que tanto me gustan pero nunca consigo, y si consiguiera no gastaría en estúpidos trabajos sobre Sternberg. La abre, y efectivamente, observo una caràtula hecha, supongo, por alguien que le dedica mucha más atención que yo al cine mudo: Letra linda y una foto de 1/2 pàgina del tipo. Me arruinó el día. Eso no se hace. Confíe en que a nivel contenidos ibamos a estar empatados, dado que en Internet no hay nada y recorri bibliotecas de cine infructuosamente. ¡¡¡Hete aquí que el prof se pone a corregir y llegaba a 4 pàgs en letra 12!!! Me amargué. Sostengo que debería haber avisado que otro grupo de otra comision tenia el mismo tema; así, por lo menos, se hace una reunión social y compartimos tooooooooooooooooda la información.
En los parciales pasa algo parecido. Una está literalmente sudando, con la garganta áspera, sin encontrar una posición cómoda, agarrándose la frente mientras mira las incomprensibles consignas del parcial. Por ejemplo, de economía. Mal dormida, fea, desarreglada, ojerosa. Un espectáculo cuando menos pobre. Una apela entonces a la solidaridad de los compañeros que comparten su situación. Y es ahí donde la ve: la típica estudiante que uno vio sentada en primera fila toda la cursada (bueno, la vio las veces que una fue, pero supone que las que una no fue, también estuvo en primera fila). Está perfectamente peinada, con una sonrisa como si fueran las 6 de la tarde, y no las 7 de la inhumana mañana. Los zapatos le combinan con la cartera, los zapatos, los aros, las sombras y la gomita del pelo. La ropa luce como si se la hubieran planchado puesta. Ya va por la respuesta 4. Su hoja está prolija, y está ocupada en resaltar con distintos colores un gráfico (¡Que alguien me diga que es lo que graficó!). Uno mira su propia hoja que, aún con sus tachones y filas de liquid, no llega a la media carilla. Es altamente desmoralizante.
En esas situaciones, lo único que uno puede esperar es que la/el profesor/a corrija el examen propio al principio, entre otros del mismo nivel, y sea benevolente. De esa manera, cuando llegue a corregir el de nuestra "niña genio", no va a volver para atrás para reconsiderar nuestra nota. Si, en cambio, nos toca después del examen brillante, estamos destinados a la para nada favorable comparación, con el consiguiente recorte de lo que hubiera podido ser un digno 5.